5 de Diciembre del 2005

El síndrome de la voluntad penitente

A nadie puede coger desprevenido descubrir que la raza humana, y supongo que los animales tambien, es heterogenea en todos sus aspectos. Física y psíquicamente no hay dos personas iguales y a su vez a millones totalmente distintas.

Tal como los biólogos clasifican a los animales por ciertas características jerarquizadas que los identifican dentro de su "subespecie" encuentro probable que a los humanos se les puedan poner tambien esas concretas etiquetas. Algunas son características sanas y deseables, otras son dañinas y desagradables, o simplemente se pueden observar malformaciones, distinciones, fallos...

Un problema bastante extendido es el que denominaré "Síndrome de la voluntad penitente". Los sujetos que lo padecen hacen uso y abuso de las expresiones "errar es humano" y "no quería molestar". Con estas bases se permiten el derecho de hacer aquello que les apetece o les interesa y despues hacer un acto de "penitencia interior-exterior" que les redima de su mala obra en caso de ser recriminados. Llegando incluso a exigir a los demás aquello que no se exigen a sí mismos.

Así descrito podría confundirse con el egoísmo, pero eso sería generalizar y posiblemente estamos ante un tipo de egoísmo voluntario/involuntario de muy dificil diagnóstico. En muchos casos este síndrome se asocia a aquellas personas que piensan en pasado, valorando aquello que se les presenta como presente o futuro en base al pasado y, en caso extremo, cuando eso mismo ya se ha convertido en pasado. Podría llamarse "Pensamiento pretérito".

Esta forma de pensar y actuar conlleva malestar con las personas de su entorno ya que, al igual que en casos de mobbing o presión psicológica, es casi imposible demostrar esta actitud dado que se ha asumido que son personas que no actuan por mala fe. No por ello se puede deducir que actuen de ese modo, pero todos los actos deben ser valorados y equilibrados con la misma escala sean actos de gran repercusión o pequeños detalles.

Esta visión "pasada" tambien repercute en las acciones de los demás. Así lo que uno hace no será valorado hasta que este hecho haya pasado y se recurra a él. Una valoración basada en el refresco de la memoria que si bien para buenos actos es contabilizada como un recuerdo agradable en aquellos que no son tan buenos se verá como un recuerdo almacenado con rencor. La persona afectada se autoconvertirá de ese modo en víctima del rencor de su entorno y se preguntará el "porqué" si a todas luces, y recordando acciones pasadas, su actitud ha sido buena y generosa.

Para la solución de este síndrome se necesita la colaboración de las personas de su entorno. Las normas básicas a seguir son simples y se basan, como en tantas otras ocasiones, en el diálogo. Expresar lo que pensamos en el momento en que lo pensamos y valorar los actos en el momento en que se producen harán que la visión de estas personas se acerque cada vez más al presente.

El proceso no será fácil pero que sea una solución aparentemente traumática no debe suponer un obstáculo.

escuchando: Kokin Gumi - Daylight

Pensado por algo más que huesos a las 22:29 | Categoría: cebollas con hueso
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