Un día llegué a casa y la musa me dijo que me abandonaba
Ya había desviado la mirada. Observaba con calma todo a mi alrededor. La fantasía de tranquilidad. Hoy he dejado de mirar para otro lado. La realidad. "Ahí estás" dijeron mis ojos con tu reflejo en su espejo de agua. Sigues siendo tú, al otro lado de un cristal que no puedo ver, que rodea mis ojos, mis manos y mi boca. Barrera cruel que me distancia de ti. Maldición de la tierra que me vió nacer. Estás ahí. Tan lejos y tan cerca. Tan lejos que no te distingo entre las montañas, tan cerca que no aparto la vista de ti. A través de mi molde de cristal.
Temo abrazarte por miedo a quemarme. Temo tocarte por miedo a desmayarme. Temo hablarte por miedo a equivocarme. Temo mirarte por miedo a enamorarme. Y el miedo ganó, y por no abrazarte dejaste de notar el latido, por no tocarte dejaste de notar el escalofrío, por no hablarte dejaste de saber, por no mirarte dejaste de sentir.
Ahora el cristal se ha convertido en una pesada carga. Intento moverme, intento hablar, intento ver. Intento dejar de pensar en ti. Pero soy un deportista sin ansia de ganar. No esa carrera al menos.
Me gustaría poder leer tus palabras con subtítulos. Me siento como el que no puede oir cuando intento encontrar tu corazón. No encuentro tu idioma y no sé si entiendes el mío. Doloroso es perderte. Más doloroso es no saber recuperarte.
Un día llegué a casa y la musa me dijo que me abandonaba.
escuchando: Massive Attack - Tear Drop
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