Te veo desde la ventana

Hay algo que todos los humanos hacemos y que por mucho que hagamos siempre es diferente: las despedidas. Despedida es un vacío que aun huele a ti.

Hay despedidas que duelen, despedidas que crean esperanzas y despedidas que sólo dejan vacío. Despedidas que suenan a quizás, las hay que suenan a vengo ahora, las hay que no suenan. Hay las que se esperan y las que te cogen por sorpresa. Todas tienen un factor común: se va. Ahora está aquí, ahora ya no está. Estar es cerrar los ojos y que te cojan de la mano.

Todos hemos pasado por muchas. En unas sonreimos, en otras lloramos, en otras quisimos hacerlo pero no pudimos. Dudo de si la experiencia de otras despedidas influye en las actuales. Supongo que en cierto modo sí. Supongo.

A mi hoy me ha tocado vivir una. He perdido algo. Se me ha caído algo que no puedo buscar de un bolsillo que creí que estaba cerrado. Ahora debo esperar a que me encuentre. No encuentro la oficina de objetos perdidos. No veo anuncios en las farolas. El tiempo empieza la partida. Su jugador es el olvido. Olvido es una despedida que no hace ruido.

Te veo partir desde la ventana. Te dejé una nota en la nevera. Una nota que dice cosas que ya sabes. Espero que la leas al volver. Espero que la leas. Espero que vuelvas. Volver es lo que espero cuando dejo de esperar que no te vayas.

escuchando: Sarah McLachlan - Dirty Little Secret